jueves, 6 de enero de 2011

Eerie whispers

Una espléndida noche.

Creo que es el lugar que más extraño. Ese lugar secreto en donde solía pensar. Hoy vuelvo a disfrutar de él, es como mi pequeño santuario. Sin más ornamento en él que una vieja silla de mimbre, me dispongo a contemplar la noche, que ha decidido ponerse coqueta y engalanarse con su más preciada bisutería. En pocas ocasiones he visto tantas estrellas juntas.

Me pongo cómodo y me acurruco en la silla esperando que la bata consiga evitar que me resfríe. Aunque sea invierno me niego a no concederme el placer de pensar durante unas horas a solas.
No se hable más, llega el momento de la introspección.

A este le acompañan los susurros del viento, que está celoso de que sean otros los que me agasajen. Pero no te preocupes mi viejo amigo, esta noche seré todo tuyo. Por ti he esperado tanto, y a ti me entrego. 
Aunque reacio al principio, pronto me deleita con sus suaves contoneos. Me acaricia la mejilla con sus manos de seda. Cierro los ojos y me dejo llevar. Le gusta jugar conmigo, lo noto.
Pronto se desnuda ante mí, y me permite ver aquello que ando buscando.
"Aquí estás..."

¡Qué bello! Por mucho que me empeñe en infravalorarlo, no es menos cierto que le tengo aprecio, y que en estos momentos de absoluta serenidad, en los que paso a ser un elemento más de aquello que me rodea; en estos momentos, le tengo aprecio, y me alegro de que sea así. Aún ha de pulirse, y ya no es tan puro como antaño, pero brilla con una luz tan vehemente y cándida que no puedo sino admirarlo.

Pero ahora es momento de proseguir solo. Tú, ansiado lector, no tienes permiso para ver lo que se escondía más allá. Quizás otro día te lo cuente...o no...

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