lunes, 10 de enero de 2011

Niebla

-La pureza deja paso a la confusión-

Perdida en un bosque que no llega a comprender. Una urdimbre confeccionada por una mente alienada que no encuentra su lugar. Desquiciada, mi pobre niña intenta salir de ese laberinto. Está desorientada. Mi pequeña no sabe adónde ir. Teme perderse. Temblorosa gimotea en silencio. Está sola. Nada ni nadie podrá ayudarla a huir de allí. Esa es su tarea.

Maldita la hora en que me conoció, pensará.

En verdad disfruto viendo cómo intenta escapar. Corre. Y corre.Y corre...pero nunca consigue huir de allí. Podría indicarle el camino...pero eso me dejaría sin mi entretenimiento. Además, ¿acaso no presumía ella de ser una temible depredadora?...Menospreció a su contrincante...¡qué error más grave! ¿Rogaría por salvar su vida? Seguramente...Solo pensar que el ser humano tiraría todos sus principios por la borda en una situación como esta me produce arcadas.

La niñita vuelve a pararse, y se arrodilla en el suelo. Lloriquea desvalida mientras se balancea tapándose el rostro con las manos, que tiene bañadas en sangre por todos los arañazos. Llegó el momento...

En medio de la oscuridad, pobremente iluminada por la trémula luz de unas farolas que la niebla ahoga y deja morir en silencio, unos cadenciosos pasos empiezan a oírse, amortiguados por el fluir de un gélido viento, que será el único que presencie el trágico final que se acerca. La joven no trata de huir. Sabe que es demasiado tarde. Simplemente permanece quieta, aún ocultando su rostro.

El sonido de los pasos empieza a oírse cada vez más cerca, y poco después, la figura de un hombre alto de parsimonioso andar empieza a entreverse. Surge de la niebla que los rodea como si de una pesadilla se tratase. Cuando apenas los separaban dos metros, este se paró.


Él levanta la cabeza y mira al infinito. No mira al cielo. No mira a las estrellas. Intenta ver más allá. Tras unos segundos cierra los ojos. Para ver aquello que busca no los necesita. Inspira hondo, y en ese momento la chica se atreve a levantar la mirada y observarle, aún de rodillas. Su vestido hecho jirones y su largo cabello, totalmente alborotado, eran el contrapunto perfecto a aquel hombre misterioso, que vestía un traje negro impecable. Su melena, que ondeaba al viento, la hubiera embelesado antaño, pero el pánico era más poderoso.

Él sigue disfrutando de la noche. Absorto en sus cavilaciones, solo es consciente de las finas gotas de agua que la densa niebla le regalaba y le posaba en sus mejillas. Inspira hondo...le gustaba esa sensación. Podría estar así horas y horas. Para una mayor conexión con la naturaleza circundante, extendió los brazos, y los colocó a la altura de los hombros, con las manos abiertas y con las palmas hacia arriba. Pretendía camuflarse. Nada le hubiera gustado más en ese momento que vaporizarse y seguir el camino que el viento le dictase en aquella niebla que todo lo parecía cubrir. Mas sabía que eso no ocurriría...Tendría que conformarse con ese lacerante frío que tanto lo gustaba.

Cuando hubo dado por acabado esa especie de ritual, la miró fijamente a los ojos. Era una mirada tan intensa... Ninguno habló durante unos minutos. Fue ella la que se pronunció, ya que no podía seguir mirándole a los ojos. Esos ojos...La dejaban sumida en un horror que no quería recordar.

Con una imperceptible voz, casi un susurro, le preguntó:

"¿Por qué?..." - dijo mientras se ponía en pie

"Ya sabes la respuesta"

Acto seguido sacó un puñal del interior de su chaqueta y sin dubitar ni un segundo, lo blandió en el aire y se lo clavó en el pecho, perforándole el corazón. Una cara de espanto cruzó por la cara de la chica. Profirió un grito apagado que murió en su garganta. Retorció el puñal al tiempo que le decía:

"Esto me pertenece"

La chica cayó al suelo inerte. Él, pese a que sabía que estaba muerta, y enajenado por la locura, siguió acuchillándola de rodillas. Una vez. Y otra. Y otra. Y otra...Hasta que, exhausto, se dejó caer hacia atrás.

Con una respiración entrecortada por el esfuerzo, volvió a mirar al cielo...y esbozó una sonrisa.

"Por fin..."

-La pureza deja paso al caos-

No hay comentarios:

Publicar un comentario